La chica que no sabía lo que quería (jugando al mentalista)


Una de las cosas ‘interesantes’ de mi nueva ubicación laboral es el comedor. Parece un salón de comida para grupos de colegio.

Es bastante grande y siempre, siempre hay alguien (lo que me jode bastante porque le quiero hacer fotos y no puedo).

Pero la diversión está en un antiguo pasatiempo, la lectura del lenguaje no-verbal de la gente. Lo hago casi siempre, pero me llama más la atención en el mundo del trabajo.

Hoy hubo una cosa curiosa. Mesa de cuatro, dos chicas, dos chicos, entre 28 y 32 años, hablando de la boda en la que había estado una de ellas durante el fin de semana.

Mientras mostraba las fotos, desde la misma cámara, comentaban los vestidos, la fiesta y ella no paraba de decir “mi novio a”… “porque mi novio b”… Vamos que parecía que tras pasar cada foto tenía que nombrarlo.

La gracia estaba en que el lenguaje corporal enviaba el mensaje contrario al chico que tenían enfrente. No dejaba de mirarle, todo su cuerpo estaba alineado hacia él, se arreglaba el pelo permanentemente y jugaba con la cucharilla del café con su lengua.

Diagnostico: el compromiso le da miedo, quiere al novio, pero después de la boda busca alguna escusa para tener dudas, dejarlo y “ser libre”  J

PD: ¡Ey! Que es una forma de divertirse como cualquier otra.

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